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'El Gobierno debe reconocer su fracaso en la gestión de la crisis'

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El gobierno ha enfrentado la pandemia con reacciones improvisadas bajo la expectativa ilusa de que en poco tiempo regresaríamos a una especie de normalidad, y la ficción de un crecimiento mágico de la economía, señala el politólogo y catedrático, Richard Morales.
¿Cómo evaluaría usted al Gobierno en estos dos años de administración?
Si fuéramos a hacer un balance diríamos que son un fracaso. Al Gobierno le ha tocado administrar al Estado en un momento sumamente crítico donde se exigía personas que estuvieran a la altura de la circunstancia, y demostraron no estarlo, primero por la gestión misma de la pandemia, donde lo crucial era proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad, lo que exigía mucho más que la pequeña ayuda del bono solidario. Se ha agudizado una crisis económica que pudo haberse afrontado de una mejor manera si el Gobierno hubiera tenido la valentía de enfrentarse a los grandes capitales.
¿Qué opina de la situación financiera del país, y la respuesta del gobierno?
Ha manejado la crisis, tratando de mantener la situación con el endeudamiento. El problema del endeudamiento es que lo termina pagando a la larga, la gran mayoría, la clase trabajadora, los asalariados y consumidores que son los que pagan impuestos en Panamá. Tenemos el mismo Estado que teníamos antes de la pandemia, no se recompuso para afrontar la emergencia. Lo que hemos tenido es una reacción improvisada para tratar de paliar la situación, bajo la expectativa ilusa de que en poco tiempo regresaríamos a una especie de normalidad.
Muchos escándalos y pocas respuestas, ¿desinterés, complicidad o debilidad en el sistema?
Es una debilidad en el sistema que se traduce en el desinterés producto de un Estado corrompido, capturado por intereses privados, con una justicia donde los fallos se compran y venden, al igual que hay un mercado de leyes, de políticas públicas y de decisiones del Ejecutivo. Eso se traduce en la impunidad que estamos viendo dentro del gobierno, donde varias figuras que ha sido atrapadas infraganti, no están siendo castigadas.
¿Qué papel está jugando el Presidente de la República?
Es un presidente que no tiene poder, que se debe tanto a los capitales que financiaron su campaña y que esperan retribución por el dinero que le donaron, tanto como a los sectores políticos de su partido que esperan puestos en el gobierno y distintos favores. Tenemos un presidente, que más que gobernar, lo que está es negociando entre los intereses que le están exigiendo una parte de la repartición de la piñata.
¿Dónde ha quedado el llamado enérgico del presidente a la disciplina?
Es parte de la falta de liderazgo. Esta ausencia de castigo, demuestra que responde a intereses particulares. Lo que debería pasar mínimo, es que un funcionario en el cual se identifica escándalos a lo interno de su ministerio renuncie, incluso para evitar hacer daño al Gobierno, pero la renuncia es insuficiente, debe haber una investigación y en la medida, asumir lo que legalmente implique.
¿Qué papel está jugando la sociedad?
El pueblo está en una situación difícil, precariamente sobreviviendo o dependiendo de la moratoria que está próxima a vencer. Está atrapado en la lucha por su supervivencia y no puede organizarse de la manera que le gustaría para manifestar su descontento, pero todo esto puede cambiar. Cualquiera de estos casos de corrupción puede convertirse en el detonante de protestas multitudinarias, y es muy difícil predecir. Se están dando las condiciones, ese acumulado de descontento, y por eso es que se están ensayando salidas como el Diálogo de Bicentenario, constituyente paralela, que son intentos de la clase dominante y de los políticos para tratar de canalizar la ira hacia una vía que ellos puedan controlar, quieren evitar el estallido.
Percepción o realidad, ¿Vive la Asamblea Nacional en un país paralelo?
La dinámica de la Asamblea es similar a la administración de justicia, donde los puestos de las diputaciones se compran, y las leyes también. Tienen una Asamblea corrupta, donde los diputados viven de espalda a los problemas de su país, atendiendo los de sus redes clientelares, que es lo que les permite mantenerse en el poder.
¿Qué esperaría el pueblo en el discurso presidencial el próximo 1 de julio?
Lo correcto es el reconocimiento de todas las fallas, que han fracaso en la gestión de la pandemia y la situación del país. Un reconocimiento de que no están a la altura de la responsabilidad en la que los ha ubicado la historia. Sabemos que ellos, no lo van a reconocer, pero es lo único que pudieran hacer para poder rectificar, y recuperar, aunque sea en lo mínimo, la confianza de la población.
La entrevista completa en www.panamaamerica.com.pa.

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