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La Pasión de Cristo de Pesé; el drama en vivo que revive una tradición de fe con 71 años de historia
Con un profundo sentido de fe, el pueblo de Pesé, en la región de Azuero, celebró una vez más su tradicional drama en vivo de la pasión de Cristo, una tradición que se mantiene viva desde hace 71 años gracias a la entrega de jóvenes, adultos y familias enteras.
La representación, considerada la más antigua del país, atrae cada año a miles de visitantes y es un símbolo del turismo religioso que caracteriza a esta comunidad herrerana durante la Semana Santa.
Carlos Javier Ocaña, quien interpreta a Jesús desde hace ocho años, expresó que esta experiencia significa “orgullo y satisfacción” para él y su familia. “Es una forma de colaborar con una tradición que nos ha hecho reconocidos a nivel nacional e internacional”, comentó.
Este año también marcó el debut de Diego Alexander Domínguez, quien asumió el rol de uno de los ladrones crucificados junto a Jesús. “Mi tío hace el papel de Jesús y me ha motivado”.
El obispo Rafael Valdivieso, de la diócesis de Chitré, quien participó como visitante, destacó el impacto emocional del drama: “Nos lleva a experimentar alegría, tristeza, dolor… lo mismo que vivió Jesús en su camino a la cruz”, expresó.
A pesar del reconocimiento y la devoción del pueblo, el drama viviente enfrenta retos económicos. Juan Carlos López, presidente del comité organizador, señaló que aún hay cuentas por pagar relacionadas con la producción. No obstante, la alcaldesa del distrito de Pesé, Yesenia Alfonso, se comprometió públicamente a respaldar los costos pendientes.
“Para nosotros es un reto que esto se siga haciendo. Hoy me voy a comprometer a terminar de cumplir todo lo que se adeude de esta festividad”, expresó Alfonso.
La dramatización fue admirada por cientos de visitantes cuyos rostros demostraban el asombro de tan increíbles actuaciones.
Pasión de Cristo en Penonomé
En otro escenario, privados de libertad del Centro Penitenciario de Penonomé escenificaron la pasión de Cristo, en una emotiva presentación que reunió a autoridades, personal penitenciario e invitados.
La puesta en escena fue posible gracias al respaldo del Ministerio de Cultura y la Universidad de Panamá, instituciones que, durante más de un mes, ofrecieron clases de teatro como parte de los programas de resocialización del Sistema Penitenciario.
Los protagonistas fueron reclusos que mantienen buena conducta y que vieron en esta experiencia una oportunidad para crecer, expresar su fe y contribuir positivamente desde su proceso de reinserción social.
Las autoridades presentes destacaron el impacto positivo de este tipo de iniciativas, que no solo fomentan valores como la responsabilidad y el trabajo en equipo, sino que fortalecen el proceso de transformación personal de los privados de libertad.
El evento forma parte de una serie de actividades culturales y formativas impulsadas por el Sistema Penitenciario Nacional, con el objetivo de ofrecer segundas oportunidades y reducir los índices de reincidencia.
Con información de Eduardo Vega y Natahlie Reyes