Mantener el orden y el distanciamiento en las paradas de buses y a lo interno del transporte público, será el gran reto que tendrán las autoridades de tránsito y del Ministerio de Salud.

Y con la llegada de las lluvias y la reapertura escalonada de las actividades comerciales, la situación se complica, porque las paradas empiezan a llenarse de gente en busca de refugio ante las inclemencias del tiempo y de un transporte que los lleve a su destino.

Los inspectores de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) y de la Dirección de Operaciones del Tránsito de la Policía Nacional imponen multas a los conductores con el afán de evitar la propagación del COVID-19.

Y los transportistas consideran injustas estas medidas y le piden ayuda al Gobierno argumentando que les resulta muy difícil contener a los usuarios.

Sociólogos han advertido que regular el transporte público, en los tiempos de la nueva normalidad, será, quizás, la tarea más difícil para el Gobierno, debido a la idiosincracia de los panameños y los problemas históricos del sector.

Incluso, los padres de familia han advertido que no enviarían a sus hijos este año a las escuelas por temor a que se contagien en los planteles o en el transporte público.