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Pandemia reveló el drama social más allá de las aulas
La pandemia reveló el drama social que se camufla en la sonrisa y la alegría efímera de cada niño, niña y adolescente, para quienes el tiempo que convergen en las escuelas y colegios , se convierte en un refugio o escapes de las realidades que viven en sus hogares.
Hambre, pobreza, luto, embarazo adolescente y matrimonios prematuros, son las historias que trascienden las aulas educativas, realidad que vivieron en carne propia los docentes del Centro Educativo Bilingüe Pedro Arrocha Graell en San Francisco de la Montaña en Veraguas.
Fueron muchas las situaciones que se vivieron en los últimos dos años lectivos y que ameritaron docentes con el corazón muy grande, afirmó la directora del plantel, Isis Caballero.
Es un colegio con una matrícula de 613 estudiantes, donde el 80% vive en extrema pobreza, y la mayoría depende del plan de bienestar social. Con estudiantes que caminan hasta dos horas para llegar al plantel y donde la política de brindar alimentación a toda la población estudiantil, más que un compromiso educativo, se convierte en un deber humano.
Con el cierre del plantel por la emergencia sanitaria, los docentes recogían fondos para llevar alimentos a las familias, y previo a los cuadernillos del Ministerio de Educación, el plantel elaboraba módulos que repartía casa por casa a estudiantes que no tenían herramientas tecnológicas o acceso a la conectividad.
Conocer la realidad de cada estudiante motivaba al docente a redoblar los esfuerzo por mantenerlo dentro del sistema.
No tenían celulares para conectarse en las clases, y muchos módulos volvían vacío a la escuela porque sus familiares eran analfabetas y no podían apoyarlos académicamente. Otros tenían celulares, pero no contaban con los recursos para recargar las tarjetas.
Fueron estudiantes que con el cierre de la escuela quedaron en cero porque no tenían celulares, no tenía un televisor, ni siquiera contaban con una radio para escuchar las clases.
“Sabíamos que había situaciones preocupantes que se detectaban con las clases presenciales, pero la pandemia que obligó a los docentes a trasladarse hasta los hogares de esos niños que no localizaban por los medios pertinentes, le permitió constatar que el drama en cada familia era más fuerte, y mucho más triste, detalló la directora.
Encontramos situaciones de niñas embarazadas viviendo con sus familiares, niñas de 13 y 14 años con marido y que se habían mudado de sus hogares, maestros correteando a los estudiantes porque los padres no sabían donde estaban metidos.
Desde el colegio se hicieron reportes de padre que no tenían el control de sus hijos, y que son estudiantes de primaria y de premedia.
Había mucha frustración en los docentes porque los niños no se conectaban, teníamos niños con covid-19, hospitalizados, otros que perdieron a sus madres o algún familiar. “El problema de ellos se convirtió en el problema de nosotros”, indicó.
Los niños no respondían los deberes, los docentes no tenían la respuesta en el momento oportuno, otros aparecían al final del trimestre. “¿Qué más podemos hacer?”, era la pregunta que hacían los docentes a la dirección del plantel.
Muchos estudiantes se quedaron en tres, cuatro y hasta cinco materias, y a pesar de esto, no se desvincularon del sistema gracias al trabajo que han hecho los docentes, agregó La razón, muchos estudiantes priorizaban las materias, porque la data no les alcanzaba. Caballero aseguró que esto les permitió desarrollar el valor de la solidaridad, el trabajo en equipo entre docentes y el plantel y no es una realidad exclusiva de su colegios.
” También confirmamos que en el sistema educativo estamos atrasados en tecnologías, porque no se estaba invirtiendo. Los docentes tuvieron que invertir y adaptarse, pero sabemos, que si llegara a repetirse, estaremos preparados como país”, dijo.
Becas y Pase-U
El desembolso del Ifarhu para la compra de uniformes y útiles escolares también es una realidad relativa, afirmó la directora del Pedro Arrocha Graell.
Tenemos que ponernos en los zapatos de cada familia. Hay mucha hambre y pobreza, con familias donde ese beneficio es el único recurso para comprar alimentos y tienen que decidir entre comprar comida o comprar uniformes.
En este centro educativo se lanzó por redes sociales una campaña para promover la donación de uniformes en buen estado. “Ningún niño debe sentirse inferior a otro”, advierte la docente, quien también cuestionó que el Ifarhu prometa becas a estudiantes con promedio de 4.5 que no son seleccionados. Sostiene que eso no es motivación y recomendó a las autoridades buscar los recursos para elevar la cantidad de beneficiados.
“Si alguna vez nos ven en las calles peleando por recursos, no es por necedad, es por la realidad que viven nuestros estudiantes y son los docentes los verdaderos testigos”, aclaró.
Estar en la casa no fue más cómodo para los docentes, y los directores de planteles tuvieron que aplicar todas las inteligencias posibles para no buscar enemistades, ni con los padres ni con los propios docentes, concluyó la secretaria de la Asociación Nacional de Directivos de Escuelas Oficiales de Panamá (andeop).