Nacionales
Tienes el don de Dios
Tienes el don de Dios. Él te creó equipado para desarrollarte plenamente en la vida, contribuyendo a que este mundo sea mejor. El todo lo hizo bien hecho. Nada hay imperfecto en la creación divina, solo que todo viene en “potencia”, tiene que evolucionar, desarrollarse, hacerse pleno. Y eso lo vemos en toda la creación: en las plantas, los animales, en los mismos seres humanos, e inclusive en el desarrollo de la creación empezando hace trece mil millones de años, todo desde la primera explosión de energía llamada el “big ban”. Hay una evolución progresiva, ascendente en todo lo creado hasta llegar al ser humano, que Dios creó a su propia imagen y semejanza, aprovechando un ser que lentamente fue desarrollándose, hasta que Dios insufló el alma, todo lo que es la esencia de la persona, mirándose Dios así mismo. Igual que el pintor que tiene un modelo y pinta un cuadro, Dios hizo al ser humano mirándose así mismo. Somos muy parecidos a Dios, nada más que diminutos en todo, en relación con lo infinito de la grandeza divina. Y sin Él somos nada.
Pues dentro de tu ser hay diferentes dones, carismas dados por Dios para ti, siempre vistos desde la fuente divina. Repito, te pareces mucho a Dios, nada más que siendo lo que eres, un simple ser humano, que en todo depende de Dios. La humildad debe ser una característica fundamental tuya, porque hasta del aire creado por Dios, que tú respiras para poder vivir, depende de la voluntad divina. El orden y movimiento del sistema solar, del universo en sí, todo depende del Hacedor, del Dios vivo e infinitamente poderoso y sabio; igual que en la tierra, todo lo que existe, que está vivo, depende del poder divino. Evitar toda soberbia, creer que todo lo puedes, que de ti vino todo lo que eres, es fundamental. Porque si no, te pasará como a Adán y Eva, que se creyeron dioses, bajo la instigación de la serpiente astuta y maligna, y fueron expulsados del paraíso.
Pues tienes diferentes dones: sabiduría, misericordia, amor, paz, fortaleza, armonía interior, discernimiento, valentía, fidelidad, deseos de trascender y fijar tu mirada en lo infinito, fe, esperanza, que como virtudes y cualidades naturales y sobrenaturales, te adornan, te acompañan, son tuyos. Todo está ahí en “potencia”, en germen, como semillas sembradas en tierra esperando ser regadas, abonadas, calentadas por los rayos del sol, cuidadas de la maleza, y que quieren crecer y convertirse en arbustos y luego en árboles que den mucho fruto. Todo dependerá de ti. De la conciencia de quién eres y lo que tienes y de las ganas que tengas de crecer integralmente y servir a la humanidad. Glorificar el nombre de Dios implica desarrollar tus dones.